15 julio 2007

Palomitas

Antes de nada, HE VUELTO. Es cierto que he tenido una crisis con mi bitácora, falta de ánimo entre otras cosas, y ello concatenado con mis recientes vacaciones ha dado como resultado todo este tiempo de inactividad.
Y yo no escribo si no me apetece escribir, de lo contrario cometo un asesinato a sangre fría contra lo que considero que es esto y cómo funciona, en mi caso claro está. Justifico pues mi ausencia y pido perdón a mis (escasos) asiduos lectores. Vamos allá.

Sé que depende mucho de cada persona, pero hay pocos vicios con tanta magnitud como el de comer palomitas en el cine. Cuando se hacen las cosas bien, llegas con tiempo de sobra para ver la película, y compras tus palomitas también con un margen de 5-10 minutos aproximadamente. Tu intención es no comer palomitas bajo ningún concepto hasta que no empiece la película. A algunos les puede parecer absurdo, a otros no, pero la gracia está ahí o la sociedad así lo ha impuesto yo que sé. El caso es que cumplir tal empresa es sumamente difícil. ¿Por qué? Porque en cuanto comes una ya no puedes parar. Entonces diréis, pues no empieces con la primera. Ya... que fácil. Pues no, porque te las dan en ese recipiente de cartón tan lleno, que varias de ellas asoman al vacío, y con un mínimo de movimiento caen al suelo. Y tu no estás dispuesto a permitir que se caigan, así que esas que sobresalen te las comes al momento. Ya está la trampa montada.
Inexplicablemente dejar caer esas palomitas al suelo es demasiado frustrante para las personas. Y si tu no acabas con esas palomitas, lo hace el que está al lado tuyo, y eso también resulta incómodo. Te da igual que luego se coma la mitad de tus palomitas, pero esas que sobresalen son solo tuyas. O te das prisa o nada bueno puede pasar.
Conclusión, o te compras las palomitas gigantes o cuando empiece la película ya te has comido por lo menos la mitad. Y la gente que logra su propósito, enhorabuena, pero seguro que al menos te has comido una.

En mi opinión esta serie de sucesos que se encadenan cuando comes palomitas en el cine es demasiado sospechoso como para ser todo una casualidad. Temed pues, al llamado algoritmo de las palomitas. ¿Quien es aquí el consumido? ¿Las palomitas, o tu? Chan chan chaaaaaaan (musica de suspense).

3 comentarios:

carlos dijo...

jajajajaja despues me dices que se me va la pinza a mi con lo del velero y australia jajajaja, es un poco como el anuncio del coche la de " tu no eres el regalado , tu eres el regalo" la del pavo del seat leon , bueno ese... xDDD .
que a mi tambien me pasa igual , pero tampoco me como la cabeza con , y espero que sigas teniendo ganas de escribir durante mucho tiempo ke nos tenias abandonao perdio. U n abrazo

kaO¡ dijo...

Bienvenido a tu blog, Mr. Franxu!
Ya era hora de que te acordaras de tus (no tan escasos) seguidores. Menos mal que la espera siempre merece la pena... Ya estaba echando de menos tus paranoias sobre cosas que nadie normalmente aprecia o al menos no dedica ni su tiempo ni su espacio a inmortalizar. Es que sólo tú puedes hacerlo así de bien!!

Me han dao ganas de cine i palomitas, ais.

muaaaaaaaaaaackkkss¡¡
kaO¡

Anónimo dijo...

jajaja! me alegro de este regreso francisco! ya se te exaba de menos. Sobre el tema yo soy de la opinion q no puedo ir al cine sin comprar palomitas antes, lo siento pero es algo que va ligado, si se va al cine se compran palomitas, si no el hecho de ir al cine queda incompleto, yo sólo como palomitas cuando voy alli normalmente no compro para hacer en casa, e inevitablemente, desde q me las dan no puedo parar de comer, asi me pasa, q por la mitad de la pelicula se han terminado pero por suerte siemrpe sulen estar cubillo o irene al lado apra saciarme jejej. besitos francis y no decaigas!!!!